Los Palmares


Si bien en el país hay varias especies de palmas, sólo dos de ellas (butiá y yatay) forman palmares casi puros. Los palmares más extensos son los de butiá en el este del país, vinculados a tipos de suelos pesados y húmedos. En el noroeste (fundamentalmente en Paysandú) se encuentran los palmares de yatay, que se desarrollan sobre suelos mejor drenados y arenosos. La palma pindó (también llamada chirivá) está presente en gran parte de los montes del país (a veces en gran abundancia), pero sólo excepcionalmente como formación pura.

En el caso de los palmares de butiá y yatay, resulta claro que las actividades humanas han modificado sustancialmente al palmar original. En efecto, en casi todos los casos están constituidos exclusivamente por ejemplares adultos, sin que exista regeneración. La explicación es muy simple: el ganado (y los cerdos en Rocha) se come los brotes de las semillas que germinan, impidiendo así la existencia de palmas jóvenes. Tanto en Rocha como en Paysandú es posible ver numerosas palmas jóvenes fuera de los predios ganaderos, como por ejemplo entre el alambrado y la carretera o al lado de las líneas férreas, lo que prueba que las palmas se regeneran sin problemas ante la ausencia del ganado.

Lo que aún no se ha podido determinar con certeza es si los palmares originalmente constituían formaciones puras o si estaban asociados a otras especies leñosas típicas de las zonas en que se desarrollan. Si bien parece poco probable que siempre hayan sido palmares puros, no parecen existir dudas en cuanto a que eran montes cerrados, ya que esa es la situación que se da cuando la inexistencia de pastoreo permite su regeneración. Es decir, que hoy se deben clasificar como montes abiertos aunque en realidad pertenecen a la categoría de montes cerrados.

Eucaliptos y palma butiá

Hace poco difundimos la noticia de la publicación de un libro sobre el palmar de butiá . Además de la interesantísima información que el libro aporta sobre este ecosistema…

http://www.guayubira.org.uy/palmares/EucaliptosPalmares.pdf

Proyecto Conservación y Sustentabilidad de los palmares de Butiá

http://www.fagro.edu.uy/~butia/

Video: Butiá. Las voces del palmar

publicado el 08/01/2006

Realización: María Puppo, Sebastián Vilar y Pablo Acosta

Producciones del Tercer Mundo

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El paisaje Palmares de Butiá Capitata que se encuentra en el este del Uruguay es único en el mundo. Es reconocido por su belleza escénica, biodiversidad y los usos que realizan los pobladores locales del recurso biológico. Este paisaje se encuentra en proceso de desaparición por la explotación ganadera y arrocera en la zona que no permite su regeneración natural. En el palmar se encuentran numerosas marcas históricas y prehistóricas de sus habitantes. Su desaparición constituye una perdida biológica y cultural, de un símbolo y fuente de trabajo fuertemente arraigado en la vida cotidiana de la región, arrastra consigo oficios, costumbres y tradiciones.

A través del audiovisual “Butiá. Las voces del Palmar” se abordan los componentes del paisaje. Se registran los procesos de interacción entre el hombre y el territorio así como también se hace denuncia de la posible pérdida de esta asociación vegetal que marca e identifica una región del Uruguay. Se dan a conocer las posibles alternativas que se evalúan a nivel científico y local para su preservación. Se intenta difundir el tema para despertar la opinión publica en busca de acciones políticas que apunten a la conservación de este paisaje.

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http://www.guayubira.org.uy/monte-indigena/conociendo-el-monte/tipos-de-monte/palmares/

El Bosque de palmar
El bosque de palmar puede encontrarse raramente hoy día, siendo muy escasos los
puntos en el departamento de Rocha donde el bosque se conserva con sus condiciones
originarias de alta diversidad biológica.
Hoy en día, herramientas como las que proporciona
Google Earth en internet permiten presenciar estos sitios desde alturas de algunos cientos
de metros sobre el nivel del mar y desde diferentes perspectivas. Se logran así visualizar
las palmas con gran definición, permitiendo realizar mapeos precisos para estimar densidades
y detectar «puntos calientes» para la conservación. Sobrevuelos en avión o helicóptero
permiten mayor grado de precisión en la determinación de sitios de interés o de afectación
antrópica. Un trabajo de campo que permita comprobar las primeras estimaciones, se hace
fundamental para conocer el cripto-paisaje subyacente, es decir, los componentes y sus
relaciones ecológicas, existentes en las diferentes manchas de vegetación observadas desde
el aire. Uno de los bosques más valiosos desde este punto de vista se halla en las
proximidades del paso del bañado muy cerca del Camino de los Indios.
Otro de los bosques de palmar mejor conservados de nuestro país se encuentra en
zonas cercanas a Castillos, en la zona cercana al Cerro de los Chanchos, entre la Laguna
Negra, Ruta 16 (Camino de los Indios) y Ruta 9. En estos bosques nativos Butia
capitata presenta una densidad cercana a las 500 palmas por hectárea, hallándose asociada
con diversas especies arbóreas. Algunas de las más representativas son el Chal-Chal
Allophyllus edulis, el Coronilla Scutia buxifolia y el Arrayán Blepharocalyx tweediei.
Estas áreas de bosque de palmar, son representativas de una de las comunidades
biológicas más escasas a nivel mundial, siendo probablemente uno de los últimos vestigios
relativamente bien conservados del ecosistema. Uno de los componentes más importantes
de la estructura del hábitat es la heterogeneidad espacial, la cual está conformada no
sólo por los distintos tipos de vegetación y geoformas sino también por la forma en que
éstas varían en el espacio (Wiens, 1976). Por lo tanto, la variabilidad observada, tanto en
el número de especies como de individuos dentro de una población, estará estrechamente
relacionada con la disponibilidad de recursos y con las características estructurales del
hábitat mismo (Black y Thomas, 1978). En este sentido, la ubicación de estas áreas cer
canas a bañados, praderas y serranías hace que tenga especial importancia desde el punto
de vista de la biodiversidad a todos los niveles (ecosistémico, específico y genético).
Las comunidades biológicas son la parte viva del ecosistema, son grupos naturales
de poblaciones que viven en un área o ambiente físico determinado y funcionan como
una unidad laxamente organizada. El término comunidad se emplea en general para
designar reuniones naturales de diversos tamaños, desde las que viven bajo un tronco
caído hasta las que viven en un bosque. Una comunidad puede ser un mosaico cambiante
de parches de diferentes tamaños, edades, estructura y composición (Watt, 1947;
Sousa, 1984; Pickett y White, 1985; Martínez-Romos et al., 1989).
En las comunidades vegetales, la distribución de las plantas depende de diversos
factores, algunos de los cuales inciden más que otros. Entre los más reconocibles está la
temperatura, la radiación solar (luz), el agua, los gases, los nutrientes (sales biogénicas)
y el viento, aunque el concepto amplio de factores limitativos no se reduce a los factores
físicos que mencionamos.
 

Las relaciones biológicas entre los vegetales entre sí y entre
éstos y el resto de los seres vivos con los cuales conviven, son tan importantes como
aquellos y también definen la distribución y abundancia de las plantas. En el bosque de
palmar Butiá caracterizado por una gran riqueza de flora arbórea y arborescente acompañante,
se contabilizaron unas 30 especies de árboles que en general crecen entremezclados.
La mayoría de las especies son de follaje semipersistente, con hojas de tamaño
pequeño a mediano y baja proporción de especies espinosas.
En estos bosques existe una importante competencia por la luz y ésta resulta ser un
factor limitativo importante. Como resultado de las relaciones de competencia por la luz
entre los organismos vegetales que componen el palmar, éstos se suelen disponer en
estratos más o menos definidos.
Aunque la estratificación que se genera en el palmar Butiá no contiene la complejidad
ni la altura observada en los bosques tropicales húmedos, se pueden definir claramente
cinco niveles de composición vegetal diferente y con condiciones de temperatura, humedad
y especialmente de iluminación distintas. Allí, la bóveda del estrato arbóreo se compone
de palmas de más de 8 metros de altura y de algunos ejemplares de Higuerón que han
logrado desarrollarse lo suficiente como para extender sus enormes ramas y troncos a esas
alturas. Estas dos especies brindan una primera barrera contra los vientos y la evapotranspiración
en los estratos inferiores, limitando a su vez la llegada de luz . Por debajo del dosel
de palmas y árboles mayores, se desarrolla el follaje de árboles de menor porte, que alcanzan
los 6 metros de altura. Este estrato arborescente está formado por especies como
el Arrayán Blepharocalyx tweediei, el Chal-Chal Allophyllus edulis, el Coronilla Scutia
buxifolia, la Aruera Lithraea molleoides, el Canelón Rapanea laetevirens , el Palo
Fierro Myrrhinium loranthoides y la Pitanga Eugenia uniflora. Estos árboles brindan
gran cantidad de refugios y alimento para muchas aves y pequeños mamíferos.
Sus follajes limitan aún más la llegada de luz a los estratos inferiores pero también
forman un verdadero «invernadero» para helechos, musgos y arbustos delicados que
crecen bajo ellos reduciendo la velocidad de los vientos y la evapotranspiración, y reduciendo
los cambios de temperatura. Algunas de estas especies, a pesar de ser características
de ambientes xerofíticos donde encuentran sus condiciones óptimas de desarro63
llo, aquí en el palmar se adaptan a la menor iluminación desarrollando láminas foliares
más amplias e índices foliares (relación entre la extensión del limbo foliar y la superficie
del suelo cubierta por la vegetación) más elevados. En este sentido, la organización del
mecanismo de la fotosíntesis a escala subcelular constituye la pieza fundamental y la
explicación de la organización global de la planta en relación con su productividad. La
concentración de clorofila así como el número de cloroplastos por unidad de extensión
de limbo foliar es poco variable, por lo que el índice foliar pasa a ser importante a la hora
de aprovechar la luz indirecta que existe en los estratos medios e inferiores del palmar.
El índice foliar se relaciona con la estratificación de la vegetación. En una vegetación
más alta generalmente es mayor. En la mayoría de las comunidades vegetales, los valores
de índice foliar se encuentran en el entorno de 4. Sin embargo, en condiciones de
gran intensidad luminosa y con vegetación alta, donde se crean condiciones de luz difusa,
se observan índices foliares mayores a 6. Así, en bosques muy estratificados de palmar
los índices pueden estar entre 6 y 8. Mientras que en bosques tropicales húmedos, los
valores más frecuentes están entre 8 y 16. A su vez, existe en el bosque de palmar una
óptima disposición del follaje para el mayor aprovechamiento de la luz, que también se
adapta a la mayor proporción de radiación difusa de los estratos inferiores.
La dirección de las hojas también varía en los diferentes estratos, buscando cada
planta interceptar la mayor cantidad de radiación solar. Las láminas foliares se orientan
por un fototropismo positivo muy delicado que mide cada onda de energía luminosa. A su
vez, cada especie, dependiendo de sus adaptaciones, se desarrollará en determinado
lugar del bosque y los renuevos de cada especie prosperarán sólo en ciertos lugares
debido, entre otros factores, al acceso de luz a los niveles más bajos. Un ejemplar de
palma Butiá, entonces deberá contar luego de su nacimiento, con una serie de adaptaciones
que le permitan utilizar óptimamente el recurso lumínico a lo largo de su crecimiento
y transcurso por los diferentes niveles.
Si continuamos analizando los estratos inferiores de nuestro bosque de palmar, por
debajo del estrato arborescente, encontraremos un estrato compuesto de arbustos de
hasta 3 metros de altura. Algunas de las especies que conforman este nivel son la La
Espina de la cruz Colletia paradoxa, que prefiere los márgenes del bosque o áreas
cercanas a claros donde pueda acceder a algo más de luz al igual que la Lantana Lantana
camara y la Espina amarilla Berberis laurina . Sin embargo, la Envira Daphnopsis
racemosa, El Palo Cruz Guettarda uruguensis, la Congorosa Maytenus ilicifolius, o
la Pavonia Pavonia hastata, aunque tienden también a crecer en márgenes de senderos
naturales y áreas más despejadas, se adaptan mejor a la reducción de luz, dando algunas
de ellas una buena fuente de néctar y polen para diversos insectos.
Por debajo de los arbustos crecen diversas gramíneas de pequeño porte y varias
herbáceas, así como helechos de varias especies. Dentro del grupo de los helechos,
algunas de las plantas más representativas de este nivel son los Culandrillos Adiantum
cuneatum, Adiantum digitatum, muy conocidos por sus atractivas frondas, especialmente
el último, que aunque más escaso es muy buscado por los viveristas como planta
ornamental de interiores; Adiantopsis chlorophylla y Adiantopsis dichotoma.son algo
más escasos pero son helechos muy bien adaptados a crecer en la base de arbustos,
extendiendo sus largas frondas entre el ramaje intrincado. Tienen una apariencia similar
a los Adiantum, aunque con lámina mucho más amplia y con las pínnulas pequeñas y
dispuestas de forma tri o cuadripinnatífida , lo que lo hace mucho más atractivo y delicado.
Otros helechos como Aneimia phyllitidis tweediana y Doryopteris concolor son
menos conspicuos por poseer frondas más pequeñas, uni pinnadas y palmado pinnadas
respectivamente y glabras. También los helechos del género Asplenium como Asplenium
trichomanes y Asplenium lunulatum y los menores del género Blechnum, como
Blechnum auriculatum, froman matas pequeñas que rara vez sobrepasan los 30 cm.
con frondas fértiles similares a las estériles, glabras, de pinnas numerosas y casi lineales
íntegras o denticuladas. Son frecuentes en márgenes de sangradores y pequeñas cañadas
dentro del bosque. Estos pequeños helechos crecen entre la hojarasca acumulada en
suelos húmedos y ricos en materia orgánica. Por último, dentro del gran grupo de los
helechos, podremos encontrar a especies mayores como Blechnum brasiliensis, Es
frecuente que este helecho llegue a desarrollar un principio de tronco, e incluso en ejemplares
muy añosos como los hallados en las zonas bajas del Cerro de los Rocha, sus
troncos pueden llegar a medir cerca de 50 cm. de alto y sus frondas más de 1 metro de
largo. Éstas son sub coriáceas con pinnas 30 a 50 yugas, lineal- lanceoladas o lanceoladas.

Por último, el nivel inferior está caracterizado por plantas muy pequeñas, hongos y
algas. Dentro de las primeras, las más comunes son los Musgos, las Hepáticas y las
Antocerotas, en las cuales profundizaremos más adelante. Crecen sobre el suelo húmedo
y sobre ramas y troncos caídos y en descomposición, aunque también podremos encontrarlos
sobre troncos vivos de árboles y arbustos, en niveles superiores. Como representantes
del reino de los Hongos son frecuentes entre la hojarasca húmeda y en la base
de las palmas Butiá y de los árboles, los cuerpos fructíferos de diversas especies pertenecientes
a varios géneros como Coprinus, Clavulinopsis, Conocybe, y Mycena. A su vez, en pequeños
charcos y sobre la tierra húmeda y descubierta crecen varias especies de algas verdes
y verdeazules. Las diferentes especies sólo son reconocibles a nivel microscópico, si
bien cuando se acumulan en abundancia se pueden percibir fácilmente como manchas
verdes o como masas gelatinosas en las zonas encharcadas y reconocerse algunos géneros
comunes. Algunas de las más frecuentes pertenecen a los géneros Vaucheria, Spirogyra,
Nostoc, Cylindrocystis, Chlorococcum y Oedogonium y Oscillatoria.
La estratificación del bosque de palmar Butiá no sólo se manifiesta en la flora,
también lo hace en la fauna, a la cual dedicaremos espacio más adelante. Ahora sólo
queremos destacar algunos ejemplos de animales que se han especializado, seleccionando
hábitats específicos dentro del bosque de palmar, explotando los recursos existentes
en ciertos estratos de vegetación.
Algunas aves, como el Arañero chico Basileuterus culicivorus buscan insectos y
arañas en los estratos arbustivos del bosque. Se trata de un pequeño pájaro de la familia
Emberizidae y de la subfamilia Parulinae a la cual pertenecen varias especies de pequeños
pájaros americanos, de hábitos insectívoros y arborícolas, muy activos, inquietos, de
movimientos acrobáticos y de plumajes vistosos y delicados. Poseen una voz agradable,
caracterizada por silbos en tonos ascendentes y algunos gorgeos. Una especie cercana,
aunque algo más escasa, es el Arañero oliváceo Basileuterus leucoblepharus que prefiere
moverse por estratos más bajos, cercanos al suelo, aunque raramente posa en él.
Su plumaje es plomizo en la corona y gris oliváceo en el dorso, destacándose una clara
ceja sobre el ojo. Su canto es una larga serie de notas terminadas en un trino prolongado
y agradable. El Pitiayumí Parula pitiayumi es otro parúlido que vive en el bosque de
palmar pero que prefiere los estratos altos, recorriendo las ramas altas de los árboles.
Posee un plumaje muy colorido con el dorso azulado con una mancha olivácea, pecho de
un color amarillo anaranjado y vientre blanco. Esta especie posee un marcado dimorfismo
sexual pues el macho tiene una máscara negra bien definida que la hembra no. Su
trino agudo asciende y desciende con silbos fuertes. Por último, el Arañero cara negra
Geothlypis aequinoctialis recorre los bordes del bosque, cercanas al ecotono, prefiriendo
arbustos de hasta dos metros de altura. Es un pájaro de tonos verde oliva en el
dorso y amarillo en el pecho y vientre, y el macho posee un antifaz negro característico.
Su canto es un variado y melodioso gorjeo, que resulta ser frecuentemente la única señal
de su presencia, pues a menudo se mantiene oculto entre la vegetación. Estos cuatro
pájaros muy cercanos taxonómicamente, se reparten los recursos a diferentes niveles en
el bosque de palmar, buscando presas similares pero en lugares diferentes. Esto es consecuencia
de la gran heterogeneidad vertical del hábitat en cuestión permitiendo la coexistencia
de varias especies en escasa superficie del mismo bosque.

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