UN CACIQUE CHARRUA EN PARIS

Annie Houot

ANTECEDENTES

El 24 de octubre de 1830, Fructuoso Rivera asume la presidencia de la joven Republica Oriental del Uruguay.

Presionado por su entorno y respondiendo a las quejas de los estancieros por los robos de ganado y caballos perpetrados por indígenas y ladrones de toda clase, decide poner punto final a los problemas de la campaña. Elabora un plan de pacificación en dos etapas: terminar con las faenas ilegales y después marchar contra los Charruas.

A principios del año 1831 recuperan numerosos cueros faenados ilegalmente; lugares clandestinos de corambe fueron destruidos. Terminando con éxito esta primer etapa.

Fructuoso Rivera da inicio a la marcha contra indígenas refugiados en las tierras situadas al norte del Río Negro.

Anteriormente un grupo de estancieros había propuesto a Rivera una importante suma de dinero para fletar un barco con destino a la Patagonia a donde se proyectaba llevar a los indígenas. Rivera rechazo la proposición ya que su propósito como lo demostraría la historia era exterminar un grupo reacio a la “civilización” y no solamente alejarlo.

Según otra hipótesis los Brasileños deseaban adquirir las tierras ocupadas por los Charruas pero libres de la presencia de tan “indeseables ocupantes”.

Ángel Vidal opina que el presidente temía que los Charruas prestaran apoyo a movimientos opuestos a su gobierno.

No tenemos porque juzgar ni discutir las razones que lo llevaron a urdir una trampa de la que difícilmente podían escapar los indígenas, en la zona de los ríos Salsipuedes grande y Salsipuedes chico.

Engañados por las promesas de Rivera los Charruas, entre ellos el cacique Vaimaca Perú, aceptaron unirse a las tropas gubernamentales para pelear contra los brasileños a quienes odiaban. Según ciertas fuentes el cacique Polidoro se negó a concurrir y se salvo.

El 11 de abril, los Charruas acompañados de sus mujeres y de sus hijos se acercaron al lugar escogido por el presidente quien los recibió con grandes demostraciones de amistad. A pesar de su desconfianza habitual, puestos en confianza por el comportamiento de Rivera, dejaron sus armas. Fue entonces cuando se dio la orden de ataque. Sin armas fueron asesinados alevosamente.

“El cacique Perú logro escapar de la matanza llegando hasta la presencia de Rivera a quien dijo: mira tus soldados matando amigos.

Antonio Diaz (hijo) escribe que: “el general Rivera contuvo a los que venían persiguiendo a Perú y sus compañeros y les permitió que permaneciesen en el cuartel general”

Francois de Curel, contemporáneo de los hechos, afirma que fue hecho prisionero por el coronel Bernabé Rivera, sobrino del presidente, en 1832 “y lo salvo de la muerte; ya herido de un sablazo, iban a fusilar a Vaimaca cuando Bernabé le otorgo su protección.

A.G Oxehufvud, teniente de la marina real sueca, quien tuvo ocasión de ver a los indígenas prisioneros, opina que Rivera se opuso a la ejecución del cacique Brown para poder exhibir a su vuelta a Montevideo, a un cacique de gran renombre antaño y ahora su prisionero: “Algunos se inclinaran a creer que Rivera tubo un gesto de admiración hacia el valiente cacique e impidió que fuera fusilado. Lamentablemente sospecho que esa no era la realidad, sino que Rivera deseaba regresar a Montevideo como un gran triunfador, llevando consigo numerosos y valientes prisioneros”

Se entregaron a las familias que los deseaban a los prisioneros para “convertir esta muchedumbre salvaje en una porción útil a la sociedad”. Los miembros de una misma familia fueron separados, hasta los bebes de poca edad les fueron quitados a las madres. Se les prohibió hablar su idioma y hasta tener contactos entre ellos. Fue el final de la Nación Charrua como grupo estructurado.

Ciertos hombres considerados como peligrosos quedaron encarcelados. En cuanto a “Perú cautivo en Montevideo, arrastraba su miserable existencia, tratado como un vil criminal y, debiendo a la conmiseración de algunas almas caritativas hasta los andrajos con que cubría sus carnes y el triste real que le servia para satisfacer, de cuando en cuando, uno de los mas apetecidos goces del indio, un trago de aguardiente”.

EL EXILIO

Por 1830 un francés, Francois de Curel, antiguo capitán del estado mayor agregado al ministerio de defensa, se había instalado en Montevideo después de una estadía en Buenos Aires que tuvo que abandonar por problemas económicos.

En 1933 tuvo que viajar a Francia y se le ocurrió llevar consigo a cuatro representantes de la “raza” Charrua.

El 11 de noviembre de 1832 manda una carta al gobierno de la Republica solicitando autorización para llevar a Francia a cuatro Charruas con el fin de presentarlos a los científicos y al rey de Francia, Louis Philippe: “ Debiendo hacer un viaje a Francia tiene el deseo de aprovechar esta ocasión para llevar con el cuatro indios Charruas con el objeto de presentarlos a S.M el rey de Francia; a las sociedades científicas y a otras personas de distinción e ilustración, bajo las obligaciones que el superior gobierno se dignara imponerle”.

Designaba a Vaimaca Peru y a Brown, caciques famosos por su valentía. Se dejaba a ellos la elección de las mujeres.

El ministerio pidió el parecer del jefe de policía, Luís Lamas. En su respuesta del 4 de diciembre precisaba que la presencia de los Charruas era nefasta para el país y que, por lo tanto era de parecer de contestar positivamente al pedido de Curel…Sin embargo añadía: “Seria mas conveniente que en lugar de Perú, lo fuera Laureano Tacuabe por ser este joven como de 20 años y un malvado que convendría alejar del país, y por lo contrario aquel un anciano pacifico y moderado en sus costumbres”.

Como no fue posible encontrar al cacique Brown en su lugar embarco Laueano Tacuabe.

El 25 de febrero de 1833 embarcaron tres hombres y una mujer con destino a Francia para un viaje sin retorno.

La entrada en Francia de los cuatro indígenas fue ilegal. Según las leyes francesas no se podía disponer de una persona sin su consentimiento. Sabiendo que Tacuabe quedo encadenado hasta el momento de embarcar y teniendo en cuenta el amor de los Charruas por su patria, es difícil imaginar que estos hayan dado su consentimiento.

De Curel, conciente del problema el 13 de febrero de 1833 solicito del ministerio una declaración: “consienten dichos indios en seguirme y permanecer conmigo el espacio de 2 años con condición de que se le suministrara durante aquel tiempo cuanto necesiten”.

Al llegar a Paris, de Curel publico un folleto de unas 16 páginas y una litografía de los cuatro Charruas con sus quillapis decorados con dibujos geométricos de color. “Acerca de los indígenas de la América del Sur y en particular sobre la tribu de los Indios Charruas” después de dar datos sobre los indígenas de América meridional, esboza un retrato de cada uno de los cuatro Charruas.

En una carta adjunta, invita a los miembros de la academia de ciencias para visitar gratuitamente al grupo instalado en Alle d Antón, numero 19. En cuanto al público tenía que abonar una entrada de 5 francos. Solicita de dicha academia el nombramiento de expertos para llevar a cabo estudio de los “salvajes Charruas”.

Paul Rivet lamenta “que la ciencia oficial no haya aprovechado mejor la ocasión de obtener documentos, sobre los últimos sobrevivientes de tan interesante tribu.

El público fue autorizado a visitar a los indígenas a partir del 13 de junio.

Los detalles sobre su instalación son pocos numerosos. León Gozlan cuenta con tono irónico su visita en compañía de académicos y da algunos detalles:

“nos introducen a un patio expuesto al sol, en el centro del cual estaban agachados bajo un techo de paja solo tres, estando el cuarto acostado en un pabellón, donde se estaba muriendo…

Recordaremos que fueron expuestos a la curiosidad del público como animales exóticos.

La exhibición no tuvo el éxito esperado por de F. de Curel. Tras las primeras críticas del público y de parte de la prensa tuvo que bajar la entrada a 2 francos.

Después del fallecimiento de Senaque, el 26 de julio de 1833, enfermo desde hacia ya mucho tiempo a consecuencia de una herida en la zona del estomago y de la publicación en la Revue de Paris del relato de Camus, estudiante de medicina, quien lo acompaño en los últimos momentos de su vida, las criticas se volvieron mas duras.

Personalidades como Auguste de Saint Hilaire conmovidas por los malos tratamientos que tenían que soportar, presionaron a la policía para que ponga un termino a tan lamentable exhibición. Camus precisaba que la verdadera causa de su fallecimiento eran “…la desesperanza, el disgusto, la nostalgia de su terruño, esta nostalgia que atormenta sin dejar tregua ni descanso”.

Pocas semanas después desaparecía Vaimaca Perú. Su partida de fallecimiento fue encontrada en Paris por José Joaquin Figueira en 1956 “Vaimaca Perú, chef tribu indienne decede a 55 ans, Chausse d Antón, nª 27 le 13 septembre 1833”

Se puede notar el cambio de dirección pero se ignora cuando y porque se trasladaron a los Charruas a otro lugar. Se ignora también si seguían con F. de Curel.

Según Jean Aubouin” Al llegar a Francia, F de Curel, los entrego, según parece, a un especulador de las manos del cual pasaron a un circo”.

Aunque falten documentos, parece evidente que de Curel, decepcionado, escogió deshacerse de ellos.

El especulador cuyo nombre no se conoce, al tener conocimiento de que la policía lo buscaba, abandono Paris con Tacuabe, Guyunusa y su bebe nacido el 20 de septiembre de 1833 mientras la policía lo buscaba en Estrasburgo, este los llevo a Lyon  donde Guyunusa fue internada en el Hotel dieu el 27 de julio de 1834. Este mismo dia fallece de tuberculosis.

Tacuabe y la niña desaparecieron y hasta ahora las investigaciones no han dado resultados de su destino.

Recordemos que anteriormente, un Charrua de unos 20 años, Ramón Mataojo, cayo prisionero en la batalla de la barra de Mataojo en el Arapey y que fue embarcado en la gabarra i emulation el 16 de enero de 1832 con destino a Toulon a donde llego el 19 de abril. Como ni los científicos ni el público demostraron interés lo guardaron en el barco como grumete. Falleció el 21 de septiembre y su cuerpo fue arrojado al mar como era costumbre.

 

 

Vaimaca, apodado Perú o Piru habría nacido por los años 1780. Por falta de partida de nacimiento no es más que una evaluación aproximada. Rodolfo Maruca Sosa propone una explicación para la palabra Vaimaca: descomponiendo el nombre en “vai”, que en la lengua general guaraní equivale a “feo”, “malo” que significan ideas de menos precio, y que “maca” en la misma lengua es el nombre de una tribu indígena del chaco paraguayo, tendríamos la resultancia “Indio Feo” o “Indio Malo”.

Ya muy joven se habría destacado por su valor, su espíritu de justicia y moderación.

Habría alcanzado el rango de cacique cuando apenas cumplía treinta años.

Si bien conocemos el nombre de varios caciques charruas, guaraníes, minuanes y otros, sin embargo las descripciones de su físico o los comentarios sobre su personalidad son pocos: personalidades y viajeros en el país a fines del siglo XVIII y a principios del XIX, se refieren al grupo y no a uno en particular.

En los documentos oficiales se les nombra sobre todo cuando se trata de acciones belicosas para subrayar su bravura o el terror que inspira al enemigo.

Para obtener datos sobre el aspecto físico y la personalidad de Vaimaca hay que recurrir a fuentes francesas: observaciones de los científicos a menudo marcadas por apriorismos, por ejemplo Jules Joseph Virey, escribe: “El Charrua, el mas bruto salvaje de América del Sur…Sucio, maloliente.”( DIGO: no será familiar francés de Rivera o de P. Favre este?ja ja) esta idea preconcebida influenciara todas sus observaciones, artículos de prensa, relatos de particulares…que dan una imagen  mas verídica de grupo, mas humana, informaciones de F. de Curel en su folleto, apuntes de Alexandre Dumoutier.

Después de su muerte su cadáver fue depositado en el Laboratorio de Anatomía Humana de Paris donde fue estudiado por los científicos.

Paul Rivet precisa que no existe la menor duda sobre la autenticidad de los restos estudiados ya que las lesiones sufridas por Vaimaca se encuentran en el esqueleto. Más recientemente especialistas uruguayos examinaron dicho esqueleto. Un molde del busto de Vaimaca Perú hecho por M. Merlieux fue presentado al parecer, a los profesores del museo de historia de la naturaleza el 21 de enero de 1834.

Pero por muy importante que sean estos estudios les falta el calor de la vida. Conocer, descubrir el hombre Vaimaca, es lo que nos interesa.

ASPECTO FISICO

 

¿Como veían los contemporáneos a los Charruas?

Los testimonios difieren mucho. Para Andrés de Oyarvide son sucios, desaliñados, desgreñados, asquerosos, de un aspecto bárbaro y desagradable. José Brito del Pino comparte esta opinión.

Por el contrario, Felix de Azara, escribe que “su talla y figura es elegante y excede a la de los españoles”. Antonio Díaz habla de sus cualidades corporales y Dámaso Antonio Larrañaga quien da una descripción bastante completa de los indígenas que observo en 1813, concluye que los “hombres primitivos” que viven en la Banda Oriental no son ni monstruos ni deformes.

Cuando llego a Paris, Vaimaca era ya un hombre de unos 50 a 54 años según estimaciones de periodistas, las evaluaciones de su altura varían poco: 162 cm. Para Dumotier, 164 cm. para Rivet. Los estudios uruguayos confirman el dato del primero (en lo personal media cerca de 170cm). Los otros documentos señalan solamente que los Charruas eran de estatura mediana.

Todos los estudios realizados concuerdan en señalar las numerosas cicatrices de heridas recibidas en las batallas y en particular la cicatriz de un sablazo.

A menudo se describe la piel de los Charruas de un color cobre rojo sin embargo el periodista que firma solo L. P opina que la piel de Vaimaca Perú “…es menos rojiza y menos clara que la del joven Tacuabe y de la interesante Guyunusa; es mucho mas negruzca y se parece bastante a mulatos de origen africano, además en varias partes lleva la marca de muchas honorables y magnificas cicatrices. Se notan un bigote ralo y algunos vestigios de pelos en la barbilla; el sistema piloso de Vaimaca, como el de los indios en general es prácticamente nulo”.

Podemos suponer como el periodista L.P que “…en cuanto a los caracteres físicos, Perú se parece bastante a sus compañeros”: cuerpo rechoncho, cuadrado, robusto, pómulos sobresalientes, ojos pequeños, muy oscuros, chispeantes, situados oblicuamente, rasgo poco marcado en Vaimaca, nariz corta y gorda, a excepción de Senaque, dientes muy blancos, manos y pies pequeños, pelo negro, lacio, espeso, con implantación baja en la frente alcanzando los hombros, en cambio Jules Virey lo describe duro y ralo.

Una conformación particular de los ángulos de la mandíbula ensancha la base del cráneo y este rasgo seria para Jean Dominique la principal característica de la raza.

Ciertas descripciones hacen pensar que existiría un contraste entre el tronco atlético y los miembros inferiores. A propósito de Vaimaca Dumoutier escribe; “…su espalda ancha, las formas pronunciadas de sus brazos y de su cuerpo demuestran que debe haber sido muy fuerte”.”La musculatura del cuello, de la espalda y de los brazos es muy marcada: en relación de los muslos y de las piernas mucho menos, y en resumen, los miembros inferiores son muy delgados y mal conformados”.”…Las formas de sus cuerpos son atléticas; el pecho es ancho y potente. Sus brazos aunque un poco largos, tienen poca musculatura; las piernas, en relación al cuerpo son cortas y delgadas”.

Leon Gozlan admira los brazos musculosos y los hombros poderosos de los Charruas, mientras que Jules Virey opina sobre el poco desarrollo muscular de sus brazos y de sus piernas, se debe a la falta de ejercicios. Todos subrayan la posición del dedo gordo del pie debido al estribo Charrua.

Existen dos reproducciones del grupo: la litografía que acompaña el folleto de F. de Curel y una xilografía publicada en el museo de las familias para ilustrar el articulo de L. Gozlan.

El primero representa a Vaimaca Peru apoyado sobre su arco. El cuerpo es macizo, rechoncho, las piernas cortas y fuertes, los pies pequeños. La estatura más bien baja acentúa el carácter pesado del conjunto. En el labio superior se nota un esbozo de bigote, el pelo corto hace parecer más redonda la cara. Alrededor de la cintura lleva un cinturón del que cuelgan las boleadoras. Viste un culero de cuero y un quillapí decorado con dibujos geométricos cubre sus hombros. Detrás de sus espaldas se ven las puntas de flechas dispuestas en forma de abanico.

Según las investigaciones de José Figueira este dibujo habría sido hecho por Arthur Onslow, pintor francés, radicado en Montevideo y amigo de F. de Curel, con quien viajo en 1833.

El segundo dibujo es totalmente es totalmente diferente. Acurrucado, Vaimaca, en parte tapado por su quillapí no es mas el gran guerrero sino un hombre desanimado, encogido sobre si mismo, indiferente a cuanto lo rodea.

El presidente de la comisión Nacional del centenario 1830-1930, Baltasar Brum mando erigir un monumento para honrar a los Charruas exhibidos en Paris. Es la reproducción casi exacta de la litografía publicada por F. de Curel con excepción de Guyunusa que lleva en sus brazos a su hija. Para Maruca Sosa esta representación correspondería mucho más a la realidad ya que el museo del hombre, cuyo director era en aquella época Paul Rivet, habría facilitado todos los documentos pedidos para su realización. La estatua de Vaimaca Perú fue esculpida por Edmundo Prati; la cara es bien la de un indígena: pómulos sobresalientes, ojos levemente oblicuos. La indumentaria reproduce la del grabado. En lugar del arco Vaimaca Perú sostiene una lanza, lo que confiere más esbeltez al conjunto. Tendríamos que decir “sostenía” ya que fue robada.

PERSONALIDAD

Para tener algunos datos sobre la personalidad de Vaimaca Perú tenemos que recurrir de vuelta a fuentes francesas. Sin embargo conviene recordar que las condiciones en que tenían a los exiliados, humillados, rebajados al nivel de los brutos, tratados como animales exóticos, deben de haber condicionado su comportamiento, por lo tanto la representación que podemos tener de Vaimaca, un ilustre prisionero que lo perdió todo, no es mas a nuestro parecer, que un leve reflejo de la realidad.

Los científicos en general solo estuvieron interesados en sacar medidas anatómicas, nunca intentaron descubrir la persona, totalmente cegados por ideas preconcebidas como lo denunciamos anteriormente.

Un periodista de El Nacional afirma haber tenido con los Charruas relaciones que me resultan sumamente agradables y añade a propósito de Vaimaca Perú: “…los que como yo, han podido penetrar debajo de la espesa y negra cáscara que cubre su cerebro, saben que no queda inactivo. En efecto nutre los pensamientos mas elevados”.

De sus repetidos contactos con los Charruas saca la conclusión que: “…lo que constituye el fondo común y distintivo de cualquier alma humana, es decir, el sentimiento moral, el sentimiento religioso, la libertad y la razón, existe entre los Charruas; de esto uno podrá estar seguro teniendo con ellos contactos mucho mejor que midiendo cráneos…estos Charruas son verdaderos hombres”.

Además de su propio idioma y del guaraní Vaimaca hablaba bastante bien el español y entendía el portugués pero poco comunicativo, desdeñaba responder a las preguntas de pura curiosidad, indiferente a las miradas del visitante no salio nunca de su dignidad personal, y siempre sumido en una profunda meditación bajo un aspecto indolente, dan vueltas en su cabeza los mas altos pensamientos.

A Dumoutier escribe que a pesar de los disgustos que sufrió que dan a los rasgos de su cara un aspecto severo y volvieron mas duro su carácter se nota todavía en ella un aire bondadoso y que sin embargo algunas veces aparece una sonrisa en sus labios.

Otro testigo insiste en su aire grave y poco ameno aunque, añade: “lo vimos sonreír al mirar ciertas jóvenes señoras”.

El mismo periodista de El Nacional quien visito varias veces a los indígenas y mantuvo con ellos muy agradables relaciones describe a Vaimaca como indolente tirado sobre una cama hecha de pieles, duerme o dormita las tres o cuarta partes del día o también acurrucado, cruzadas las piernas fuma su cigarrillo, o mastica una sabrosa mezcla de tabaco y de polvo de hueso calcinado. Inmóvil ajeno a todo lo que le rodea, totalmente indiferente a las miradas de los visitantes, no pierde nunca su dignidad de hombre y de salvaje. Parece estar siempre sumido en una profunda meditación…La política es prácticamente el único tema que despierta en el alguna señal de vida”.

Todos los testigos reconocen que a pesar de las condiciones degradantes en que Vaimaca y sus compañeros estaban mantenidos, el jamás perdió el sentido de su dignidad, de su estatuto de cacique. Por lo tanto estimaba que la única persona con la que podía mantener contacto de igual a igual era el Rey de Francia.

Deseaba pedirle un barco para volver a su país y vengar sus compañeros muertos. Numerosos son los testigos que afirman que este deseo de tomar venganza contra Rivera vuelve a menudo en su conversación.

El historiador E. Acosta y Lara escribe que Vaimaca Perú hacia parte del grupo Charrua de “cuño duro” que negó adaptarse a la nueva sociedad: “Notable el caso del cacique Vaimaca Perú, cuya personalidad y deseos de venganza no pudieron ser doblegados por el tiempo, las distancias, ni las penurias del exilio”.

Puede en ciertas ocasiones abandonar su actitud siempre digna, serena, para demostrar el desprecio que siente hacia ciertas personas así por ejemplo frente a los académicos que lo observan  L Gozlan quien presencio la escena cuenta que Vaimaca: “se puso a beber aguardiente con abundancia y se acostó bostezando como un tigre.”

Varios son los que critican la supuesta indiferencia de los Charruas para sus hijos. Sin embargo varios testigos afirman  que Vaimaca hablaba a menudo de sus hijos que mucho deseaba volver a ver.

Según de Curel parecería que Guyunusa fue la esposa de Vaimaca con el cual habría tenido un hijo en su país. Se habría enamorado de Tacuabe durante el viaje a Francia. El investigador José Figueira afirma que de ninguna manera Tacuabe podría ser el padre de la niña de Guyunusa ya que este se reunió con el grupo en el momento de embarcar el 25 de febrero de 1833 rumbo a Francia. La niña nació el 20 de septiembre del mismo año. Los médicos confirmaron que la gestación había sido normal y que el bebe nació a su debido tiempo (recordemos que Tacuabe adopto la posición de padre de la criatura y fue fundamental en el parto ayudando antes cuando Guyunusa tenia las primeras contracciones, durante y después). Por lo tanto concluye Figueira que la niña puede muy bien ser de Vaimaca, pero post parto Tacuabe la adopto como suya.

Vaimaca era poco comunicativo, sin embargo habría contado a los académicos que “ellos bailaban a veces, que cantaban poco y que adoraban a dioses bajo diferentes denominaciones, que ellos creían en castigos y recompensas después de su muerte: que el ejercito tenia jefes y en las ciudades algunas costumbres les servían de leyes.”

Dumoutier quien tuvo muchos contactos con los exiliados escribe: tienen algunas ideas de un ser inmaterial, parecido al alma.”

Cuando falleció Senaque, este le pregunto a Vaimaca que sentía y pensaba, este le habría contestado: “ Ah! Se fue para su país volverá…

Esta respuesta de Vaimaca confirmaría un comentario de A Díaz sobre un supuesto viaje que va a hacer el fallecido.

De los estudios efectuados sobre el cráneo del cacique, Dumoutier saca la conclusión que Vaimaca era un hombre capaz de grandes acciones y que tenía las facultades intelectuales necesarias para gobernar a los hombres.

J Larrey también piensa que los Charruas debían tener una inteligencia bastante importante; este y Dumoutier son de los pocos científicos que intentan rehabilitar esta etnia aunque se nota todavía en sus escritos un cierto etnocentrismo: “supieron como los pueblos civilizados, morir como héroes…Los científicos son los que tienen que probar que la organización cerebral de aquellos hombres es superior a la de los brutos a cuyo nivel siempre los rebajaron”…

 

UN CACIQUE CHARRUA EN PARIS

 

VAIMACA SOLDADO ARTIGUISTA

Numerosas son las referencias a la participación de los “indios bravos” en los documentos oficiales tanto argentinos como orientales y sobre todo portugueses.

Este hecho no es una característica propia a la Banda Oriental.

 

Es de gran importancia el símbolo del escudo de Artigas o de la Provincia Oriental autónoma de 1816 porque en forma algo encubierta figuran elementos propiamente charrúas. El principal de ellos, es que en vez de un sol, el escudo está coronado por «plumas de indios»; a la derecha observamos una lanza charrúa; a la izquierda sobre la bandera de Artigas, podemos ver la mitad de un arco, y algo más abajo un carcaj con dos flechas. Estos elementos, que habían permanecido sin la debida difusión, confirman la integración de los charrúas con Artigas y con la libertad de la Provincia. No olvidemos que la libertad era el principal valor en la vida de los charrúas, y el emblema de este escudo dice «CON LIBERTAD NI OFENDO NI TEMO». Interpreto que desde el punto de vista indio nos está diciendo el escudo que, viviendo en Libertad, el charrúa ni ofendía (no atacaba, no combatía, etc.) y tampoco temía (es decir, podía desarrollar su vida pacíficamente como siempre, sin temor a ser despojado de lo suyo, sus tierras, sus mujeres, su propia vida). Es fundamental que se conozcan estos secretos que están insertados en la figura del escudo. Ellos, por provenir del mismo Artigas, nos dejan la absoluta convicción de la afinidad que hemos mencionado con los charrúas más que cualquier relato de dudosa procedencia. Eduardo Picerno

Prácticamente todos los caudillos de las guerras de independencia los utilizaron por necesidad y/o por falta de hombres…

Pero mientras José Gervasio Artigas los respetaba y les reconocía los mismos derechos frente a la ley, aquellos solo les reconocían el derecho a dejarse matar por ideales que no conocían y/o no comprendían. Quizás esta actitud de José Artigas explique que la adhesión de los Charruas a su causa haya sido por voluntad propia y el respeto y ternura que sentían por el.

Francisco Bartolomé Laguardia escribe a la Junta del Paraguay el 3 de marzo de 1812 que los hombres están “tan endiosados en el que estoy en que no han de admitir a otro jefe, en caso que Buenos Aires quisiera sustituir a este”.

Auguste de Saint Hilaire, naturalista francés que recorrió Río Grande do Sul escribe que tiene un talento especial para hacerse querer por los indios y los campesinos.

Es difícil pronunciarse sobre la fecha exacta en que se unieron a las fuerzas de José Artigas.

Según testimonios portugueses publicados por Eduardo Acosta y Lara en su obra “La Guerra de los Charruas” en 1811 ya algunos grupos estaban participando de las acciones belicosas o a punto de cooperar con las fuerzas orientales. Estos documentos están fechados en agosto de dicho año.

Nos confirma en nuestra opinión de que no se adhieren en su totalidad antes del año 1812 o fines de 1811 en una carta del caudillo a Ambrioso Carranza, con fecha del 12 de noviembre, pidiéndole que le mande algún cacique para tratar con el: “La reunión de los indios bravos es de primera necesidad, y yo espero que V.de cualquier modo me envíe algún Cacique acompañado de diez o doce indios para que trate conmigo”.

El 14 de noviembre señala a Elías Galván:…toda la Banda Oriental me sigue en masa…los indios infieles abandonando sus tolderías inundan la campaña presentándome sus bravos esfuerzos para cooperar a la consolidación de nuestro gran sistema”.

Por lo tanto parecería que el acontecimiento del Éxodo fue capital para determinar la participación Charrua. Lo confirma A. Díaz en sus “Memorias”: “…el año 1812 en que por primera vez se unieron a Artigas sin pacto de alianza y conservando su independencia, (sus costumbres) y hábitos feroces…”. Fue una alianza basada en el aspecto mutuo.

Esta participación de los Charruas en las guerras de independencia, además de ser voluntaria, presenta rasgos muy peculiares.

Nunca integraron las fuerzas orientales, como fue el caso de los Guaraníes. Formaban contingentes propios que solo obedecían a sus caciques. Siempre instalaban su campamento algo separado del grueso de las tropas. Su libertad de movimientos fue total, desaparecían de repente para volver de la misma manera. Pero quedaron fieles a Artigas hasta el final de las campañas, cuando ya todos lo habían  abandonado.

Su confianza en su fidelidad explica porque confió la custodia de su persona a 25 Charruas “la Guardia de Hierro de la Patria Vieja”, después de la batalla de Carumbe (27 de octubre de 1816).

Mientras los Guaraníes habían adoptado las armas de fuego, los Charruas siguieron usando sus armas tradicionales: lanzas y bolas para la caballería, honda y flecha para la infantería.

F.B Laguardia declara a la Junta de Gobierno del Paraguay haber visto: “400 Indios Charruas armados con flechas, y bolas”. Después de la batalla de Carumbe los enemigos recuperaron muchas lanzas y flechas. Ramón Borgas, hecho prisionero por los portugueses en esta misma batalla, confirma que los indios vienen armados con lanza, flechas y boleadoras. En un informe del 26 de febrero José Artigas menciona que se le unieron 400 indios Charruas y Minuanes con lanzas, hondas y flechas.

A. Díaz señala que en aquella epoca eran ya pocos los que utilizaban flechas, casi todos llevaban lanzas. Existe un caso en que se menciona el posible uso de armas de fuego: “Nos recibieron con algunos tiros, mucha flecha y piedra”.

Su técnica de combate, la guerrilla, hacia de ellos valiosos auxiliares que hostigaban las fuerzas enemigas. Excelentes jinetes, sus cargas de caballería sembraban el terror y el pánico en los rangos de los enemigos. En una carta del 23 de noviembre de 1814 a José Miguel Barreiro, José Artigas hace el elogio de la actuación de la caballería: “Algunos enemigos pagaron su obstinación con su muerte a la intrepidez de la Caballería Charrua”.

El relato de Manuel Dorrego sobre la derrota portuguesa en Guayabos (10 de enero de 1815) demuestra con claridad el terror que infundía al enemigo estas cargas tachadas de “suicidas” por E. Acosta y Lara: “En el momento que nuestras tropas dieron vueltas, los enemigos se mezclaron en medio de nuestras filas, a lanza y sable en mano, y como por lo general la mayor parte venían desnudos, la tropa los conceptuaba indios, habiendo a estos cobrado, aunque sin motivo un gran temor…entro un trozo de caballería el que causo mayor estrago en la infantería y al que la reserva no pudo rechazar…” y añade que era tal el pavor que se apodero de las tropas que los oficiales no los pudieron contener.

El 25 de agosto de 1824 Rivera contesta al barón de Laguna que se quejaba de los destrozos provocados por los Charruas que para enfrentarlos serian necesarios importantes recursos ya que por “su propia pequeñez, y su movilidad extrema sobre un terreno conocido, darían cabo a la caballería mas lucida”.

Los indios, y no solamente los Charruas, participaron prácticamente en todos los acontecimientos, sea victoria o sea derrota. Si bien las referencias a la participación de los Charruas son numerosas, tambien son breves y no siempre se especifica el nombre de los caciques. Por lo tanto no podemos certificar con precisión exacta en que batallas estuvo o no presente Vaimaca Perú. De Curel afirma que Rivera había notado su gran valentía, razón, por la que lo guardo en su estado mayor, y que se había reunido a Artigas a quien acompaño hasta 1820, en el año 1814.

Según Danilo Antón, lugartenientes de Artigas participaron en la Cruzada Libertadora en 1825, entre los cuales se encontraban Vaimaca Perú y Sepe (pero que libro de historia los nombra, sin Charruas aunque sea como escoltas esa cruzada era imposible realizarla, o podemos ser tan ingenuos en pensar que fueron 33 exactos?).

En su diario de la guerra del Brasil, Brito del Pino escribe que el 1 de enero de 1826 “en la tarde de este día llegaron 20 Charruas con su jefe Perú”.

Durante la campaña para reconquistar las misiones, Vaimaca estuvo peleando al lado de Rivera, este mismo atestigua la presencia de los Charruas.

El coronel M. Puyrredon señala la presencia de 200 lanceros Charruas en el ejército del Norte en 1828, y entre ellos se encontraba Perú.

Se emitieron varias hipótesis para explicar esta adhesión de los Charruas a quienes los habían perseguido durante siglos.

Adhesión a la persona de Artigas quien, en su juventud, había vivido en el norte del país entre gauchos, indios y hasta contrabandistas muy probablemente. Es interesante notar que Artigas no necesitaba traductor para comunicarse con los indios ya que hablaba su lengua. Para Maggi, había guardado relaciones con ellos; piensa que el caciquilla podría ser su hijo (antes del Éxodo, no olvidemos que Artigas desapareció por muchos años de los censos y esta comprobado que convivió años con los Charruas en sus tolderías, siendo uno mas de ellos).

NOTA: Artigas a partir de los 14 años desaparece de su ambiente familiar y pasa a vivir relacionado con los Charrúas, De modo pues, que estos elementos son los que habrán allanado y favorecido una rápida integración entre Artigas y los indios. Desaparece de los censos de los diferentes pueblos para reaparecer 19 años después incorporándose al Regimiento de Blandengues

Personalmente creemos además, como ya dijimos, que el Éxodo fue la clave que despertó en ellos, como opina E Acosta y Lara la ocasión de pelear para defender su tierra, invadida por los portugueses y sacar venganza de ellos a los que odiaban…recordemos que existió un proyecto para venderlos a los portugueses en 1812.

Cualquiera que haya sido la razón que los llevo a combatir al lado de Artigas su participación es un hecho, su bravura y lealtad nunca se desmintieron, y entre ellos estuvo presente el cacique Vaimaca Perú.

ANEXO:

Vinculación de los Charrúas con el General Artigas

 

Nota: Lo que sigue a continuación esta tomado de la investigación sobre la repatriación de los charrúas que figura específicamente en el documento de repatriación de este sitio. Por eso ustedes apreciarán que se refieren anexos es decir documentos que estimamos no es necesario reproducirlos en esta página. Posteriormente, se agregará nuevo material sobre la relación de confianza recíproca entre los charrúas y Artigas y como éste puede haber tomado algunos conceptos éticos de aquellos.

 

Probablemente quien mejor ha estudiado la afinidad entre Artigas y los Charrúas es el escritor e investigador uruguayo Carlos Maggi.

 

Esta buena relación se origina, según Maggi, en las acciones del legendario abuelo de Artigas, Juan Antonio, (1732- 1773), de quien dice: … » que era él quien lograba entenderse con los infieles, yendo solo y gallardamente de toldería en toldería, para salvar a Montevideo, una y otra vez», (VER ANEXO 15, índice de «Artigas y su Hijo el Caciquillo», pág. 11).

 

En la misma obra se da a entender que Artigas a partir de los 14 años desaparece de su ambiente familiar y pasa a vivir relacionado con los Charrúas con quienes habríase dedicado a faenas rurales relacionadas con transportes de ganado. Por tradición oral los Charrúas ya recordaban el apellido Artigas, y por otra parte, José Gervasio, que convivió con su abuelo hasta que tenía 9 años, habría escuchado seguramente de sus labios varias veces comentarios de sus experiencias con los Charrúas en las misiones que se le habían encomendado.

 

De modo pues, que estos elementos son los que habrán allanado y favorecido una rápida integración entre Artigas y los indios. Desaparece de los censos de los diferentes pueblos para reaparecer 19 años después incorporándose al Regimiento de Blandengues, (VER ANEXO 16, ob. cit. Pág 69).

 

En otra de sus obras dice que dado que su nombre era conocido y respetado en el Lejano Norte, se integró naturalmente a la sociedad de los Charrúas, (VER ANEXO 17, «Artigas y el Lejano Norte», pág. 30). Hay una cita concreta del Cnel. Dorrego, que va persiguiendo a Artigas, y el 6 de diciembre de 1814, informó a Montevideo: «La fuerza enemiga pasa de 1300 hombres, incluso 300 indios», (VER ANEXO 18, ob. cit. Pág. 87).

 

También se cita repetidamente la maestría de los Charrúas para cabalgar, y la fuerza de combate que representaban los grupos de indios con lanza y a caballo.

 

El mismo Rivera en lucha contra los Porteños en el paraje conocido por » Azotea de González», logra una importante victoria con la invalorable ayuda de la caballería Charrúa. Escribe Artigas a Miguel Barreiro respecto a esa batalla: «Algunos enemigos pagaron su obstinación con la muerte ante la intrepidez de la caballería Charrúa «,(VER ANEXO 19, ob. cit. Pág. 89).

 

Nos parece muy importante ilustrar con LAS PROPIAS CARTAS DEL GRAL. ARTIGAS, en las que se aprecia la consideración especial que le merecían específicamente los Charrúas; ya es conocido su concepto de que «ellos tienen el principal derecho», lo que ha sido citado en la fundamentación del Proyecto de Ley, pero vamos a agregar algunas citas:

 

Tomamos de la obra » JOSE ARTIGAS CONDUCTOR RIOPLATENSE 1811- 1820″ de UNAM, selecciones de Roberto Ares Pons :

 

…»Cuando los indios se pasan del otro lado es por vía del refugio y no de hostilización. En tal caso ellos estarán sujetos a la Ley que V.S. quiera indicarles, no con bajeza y si con un orden posible, a que ellos queden remediados, y la Provincia con esos brazos más a robustecer su industria, su labranza y su fomento. Todo consiste en la sabias disposiciones del Gobierno. Los indios, aunque salvajes, no desconocen el bien y aunque con trabajo al fin bendecirían la mano que los conduce al seno de la felicidad, mudando de religión y costumbres….V.S. adopte todos los medios que exige la prudencia y la conmiseración con los infelices y hallará en los resultados el fruto de su beneficencia», ( Carta al Cabildo Gobernador de Corrientes , del 9 de enero de 1816, pág 126, ANEXO 20).

 

Al señor Don José de Silva , Gobernador de Corrientes:

 

(…)» Igualmente encargo de usted que mire y atienda a los infelices pueblos de indios (…) yo deseo que los indios en sus pueblos se gobiernen por sí, para que cuiden de sus intereses como nosotros de los nuestros. Así experimentarán la felicidad práctica y saldrán de aquel estado de aniquilamiento a que los sujeta la desgracia. Recordemos que ellos tienen el principal derecho, y que sería una degradación vergonzosa, para nosotros, mantenerlos en aquella exclusión vergonzosa que hasta hoy han padecido, por ser indianos. Acordémonos de su pasada infelicidad, y si ésta los agobió tanto, que ha degenerado de su carácter noble y generoso, enseñémosle nosotros a ser hombres, señores de sí mismos. Para ello demos la mayor importancia a sus negocios. Si faltan a los deberes, castígueseles; si cumplen, servirá para que los demás se enmienden, tomen amor a la patria, a sus pueblos y a sus semejantes. Con tan noble objeto recomiendo a su V.S. a todos esos infelices. Si fuera posible que usted visitase a los pueblos personalmente, eso mismo les serviría de satisfacción y a usted de consuelo, al ver los pueblos de su dependencia en sosiego»,(VER ANEXO 21, pág. 126 y 127).

 

Bien es cierto que sentimos un estremecimiento al repasar estas notas del prócer en relación con los Charrúas; el espíritu de justicia campea en ellas. No debemos olvidar entonces, por una razón de coherencia con lo anterior, que Vaimaca Peru fue un soldado Charrúa de su confianza, y podremos deducir sin dificultad cuál sería la opinión de Artigas si vuelto del más allá considerara que los restos de su leal servidor están al día de hoy, aún expuestos en una vitrina en un museo extranjero.

http://www.internet.com.uy/charruas/html/artigas.html

 CONCLUSION

Como lo señalamos anteriormente, el esqueleto de Vaimaca Perú cuya repatriación piden los grupos neo indigenistas hace parte de las colecciones del museo del hombre en Paris.

Para el grupo A.D.E.N.C.H. (Asociación de los Descendientes de la Nación Charrua) esta repatriación es una prioridad. Otros grupos del país apoyan su reivindicación.

Después de varios años de lucha lograron que los diputados presentaran un proyecto de ley que fue votado por unanimidad el 16 de septiembre de 1998. Dos años después, el 5 de septiembre del 2000, el senado voto, también por unanimidad la ley numero 17.526, la cual después de firmada  el 14 del mismo mes por el actual presidente de la republica, fue publicada en el diario oficial el 21 de septiembre.

El grupo A.D.E.N.C.H tuvo varias entrevistas en la embajada de Francia sobre dicho tema. Pero era un problema muy delicado que solo podía tratar al mas alto nivel ya que el museo del hombre no podía entregar piezas de sus colecciones. Tenia que cumplir con el decreto 62298 del 14 de marzo de 1962 que establece la ineliabilidad de los bienes de la Nación y que fue publicado en el diario oficial del 18 de marzo de 1962.

Durante la estadía del presidente francés Jacques Chirac, A.D.E.N.C.H le presento una carta pidiendo el retorno de los restos de Vaimaca a su país de origen.

También le fue entregada una petición firmada por más de 4000 personas. Según el periodista R. Porley: “el presidente Chirac anuncio de palabra que veía positivamente esta solicitud”. Un periódico francés, Le Figaro de 22 de febrero de 2002 indica que Chirac habría dado la orden de devolver los restos de Vaimaca Perú pero, como no existía entonces ninguna demanda oficial de restitución de parte del gobierno uruguayo, no se los pudo mandar.

El 29 de enero de 2002 el senado francés adopto una proposición de la ley del senador Nicolas About para la repatriación de los restos de S. Baartman, joven mujer hotentote, traída a Francia a principios del siglo XIX y expuesta al público. Hacia los 17 años que su etnia pedía la restitución de sus restos. El 21 de febrero la asamblea nacional votaba la ley.

Esta nueva ley va a permitir la repatriación de los restos de Vaimaca Perú ya que el gobierno uruguayo hizo la demanda oficial. En el correr del año el esqueleto del cacique descansara en su tierra.

Los investigadores no están siempre de acuerdo con los grupos neo indigenistas.

El historiador E. Acosta y Lara estima, con razón, que depositar los restos de Vaimaca en el panteón nacional donde descansan los cadáveres de los que planificaron el exterminio de la Nación Charrua, seria una aberración , J.J Figueira comparte esta opinión. Transferidos en el mausoleo donde están sepultados los restos del Prócer Artigas, como lo propone Vidart no seria permitido por la ley.

A. Barrios Pintos opina que el problema mas grave consiste en asegurar una buena conservación en el futuro. El antropólogo, R. Pi Hugarte esta totalmente opuesto a la reivindicación de A.D.E.N.C.H: “Traerlos para meter ese esqueleto en el panteón nacional es olvidarlos para siempre. Nunca he visto a nadie que vaya allí a llevarle una flor a nadie de los que están ahí. Es realmente una segunda y definitiva muerte.”

http://www.internet.com.uy/charruas/html/mec_difunde_estudios.html

http://www.larepublica.com.uy/comunidad/142214-prohiben-estudios-cientificos-en-restos-de-vaimaca-peru-ultimo-cacique-charrua

 

 

 

 

 

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